«Jesús había curado a muchos, de manera que todos los que padecían algún mal, se le echaban encima para tocarlo. Cuando los poseídos por espíritus inmundos lo veían, se echaban a sus pies y gritaban: "Tú eres el Hijo de Dios". Pero Jesús les prohibía que lo manifestaran». (Mc 3, 10-12)
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«En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi palabra, no verá la muerte jamás» (Jn 8, 50)
21 enero 2016
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