«¿Crees tú que al Señor le agradan más los holocaustos y los sacrificios que la obediencia a sus palabras? La obediencia vale más que el sacrificio, y la docilidad más que la grasa de los carneros. La rebelión contra Dios es tan grave como el pecado de hechicería, y la obstinación, como el crimen de idolatría». (1 Sam 15, 22-23)
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«En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi palabra, no verá la muerte jamás» (Jn 8, 50)
18 enero 2016
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